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alberto báez munguía

El cielo fue el primer invento de la humanidad. Fernando Pessoa.

…el paisaje denota el mundo exterior mediado por la experiencia humana subjetiva […]. El paisaje no es meramente el mundo que vemos, es una construcción, una composición del mundo. Denis E. Cosgrove.

El cielo desde el origen es abstracción. La historia de su representación ha estado atada a la forma de la esfera (figura que connota perfección y, por ende, divinidad). Los griegos idearon una secuencia de esferas concéntricas que giraban, éstas sostenían a los objetos y materias en el cielo. Desde Anaximandro, Pitágoras, Parménides, Aristarco, Callipo, Aristóteles, Hiparco, Ptolomeo, hasta Copérnico, el cielo se manifestó como esfera. Sin embargo, el orden de los elementos cambió reiteradamente durante toda la historia. Cuando la tierra dejó el centro definitivamente y la esfera se rompió, comenzó la modernidad.

El planetario, como espacio arquitectónico, nació hasta 1923 en Alemania, de la mano de la empresa Zeiss. Es hijo de la modernidad industrial y cientificista del s. XIX, paradójicamente, no así su forma que encuentra ecos desde la antigüedad. Este espacio y aparato sirvieron para representar al cielo, recrear sus movimientos, fenómenos para después medirlo y explicarlo; pero es un simulacro porque no existe original que copiar. El cielo sólo es concepto, pero la ciencia se abastece repetidamente de la representación para aproximarse a la realidad.

Fotografiar el cielo es hacer fotografía de nada. Yo, por el contrario, quería fotografiar algo. Encontré al planetario que, por un lado, es en la actualidad una ruina que conjuga a lo antiguo, a la modernidad pero existe como artefacto o artificio, además es una suma de representaciones pertenecientes a diferentes definiciones de lo humano o el mundo. Y por otro, desde la anterioridad a su origen –o lo elemental– es incertidumbre. Entonces, ¿qué significa fotografiar la representación de algo que sólo es concepto?